El Valle del Cauca tiene una extensión aproximada de 200 Km. de largo por 15 de ancho; merced a lo dilatado de su territorio y sumando a la franja que va desde su costado occidental hasta el océano Pacifico. Conformó el departamento de su nombre.
Este constituye uno de los territorios más fértiles del país por lo cual, desde época precolombina, se asentaron en sus tierras numerosos grupos indígenas que a su vez mostraron diversidad cultural gracias al aislamiento que les proporcionaban las subregiones geográficas en que se divide.
Una de estas es la lluviosa y humedad llanura del pacifico que se extiende desde el piedemonte de la cordillera Occidental hasta la costa Pacifica y comprende la faja costanera – con abundancia de manglares- y la selvática- bien irrigada por numerosos ríos. La cordillera occidental conforma otra subregión caracterizada por un heterogéneo relieve; su vertiente oriental se seca y cuenta con un agradable clima, a diferencia del occidental que es más húmeda y lluviosa. Entre sus principales ríos se encuentra el Yurumangui, Anchicaya, Cajambre y Naya. Finalmente, la última subregión, conforma por parte occidental de la cordillera Central, está caracterizada por la gran fertilidad que forma parte de la región Quindío.
Los accidentes geográficos más notables de las dos cordilleras los constituyen los Farallones de Cali, la serranía de los Paraguas, los páramos de Chinche, Miraflores, Barragán, las Hermosas y Santa Lucia, así como los cerros de Calima, Chancos, Pan de Azúcar, Tres Cruces, Juanambu, Dopa, Canalete y Paramillo. Su dispar relieve permite que en el departamento se encuentra páramos, tierras frías, templadas y calientes.
Aparte de los ríos mencionados, riegan su territorio las corrientes de los ríos Cali, Dovio, Jamundi, Salado, Zabaleta, La Vieja, Amaime, Bulagrande, Desbaratado, Fraile, San Juan, Tulua y Yotoco, entre otros. Desde el punto de vista geológico, el valle aluvial del Cauca pertenece al cuaternario; las dos cordilleras son de origen volcánico y, como tales, están formadas por rocas ígneas, muchas de estas hábilmente talladas por los americanos de la región.
La parte costera está constituida por rocas sedimentarias cuaternarias, y hacia la cordillera occidental se encuentran afloraciones terciarias, con rocas metamórficas. La base del Cauca está formada por el piso Guadalupe, perteneciente al cretáceo y más conocido como el grupo Dagua.
Una importante biodiversidad se desarrollo en las distintas subregiones y pisos térmicos: entre la fauna- alguna ya en vía de extinción- se encuentran tortugas, conejillos de indias, borugos, venados, armadillos, tigrillos, jaguares, varias especies de micos y de ofidios, murciélagos, batracios, y aves canoras y de presa. Muchos de estos animales o sus partes- cabezas, dientes, piel o garras- fueron plasmados con sentido expresionista o muy estilizado en la industria alfarera y orfebres de estos amerindios por estar insertos dentro de su elaborada cosmogónica o por exaltar algún atributo de interés dentro de la sociedad. En el hallazgo del El Bolo fueron notables las miniaturas de armadillos e iguanas de oro macizo y las estilizaciones de cabezas de guacamayas y de un venado, ejecutadas con tal destreza y economía de elementos para esbozar figura y concepto. Como si hubiera sido ejecutados por los mejores diseñadores contemporáneos. Con igual sentido artístico manufacturó diversidad de aves e insectos naturalistas o abstractos.
Entre la vegetación sobresalen variedad de guadas, chusques, el platanillo americano, y frutales, además de palmas, como la real, la tagua y otras de gran importancia alimenticia por sus frutos y apreciadas por sus hojas y madera. Como dato de interés conviene mencionar que en el cementerio de El Bolo se encontraron alfileres de oro con forma de palmeras artísticamente ejecutadas, inusuales dentro de las figuraciones precolombinas. En los paramos, los aterciopelados frailejones e infinidad de helechos completan el hermoso paisaje.
Este constituye uno de los territorios más fértiles del país por lo cual, desde época precolombina, se asentaron en sus tierras numerosos grupos indígenas que a su vez mostraron diversidad cultural gracias al aislamiento que les proporcionaban las subregiones geográficas en que se divide.
Una de estas es la lluviosa y humedad llanura del pacifico que se extiende desde el piedemonte de la cordillera Occidental hasta la costa Pacifica y comprende la faja costanera – con abundancia de manglares- y la selvática- bien irrigada por numerosos ríos. La cordillera occidental conforma otra subregión caracterizada por un heterogéneo relieve; su vertiente oriental se seca y cuenta con un agradable clima, a diferencia del occidental que es más húmeda y lluviosa. Entre sus principales ríos se encuentra el Yurumangui, Anchicaya, Cajambre y Naya. Finalmente, la última subregión, conforma por parte occidental de la cordillera Central, está caracterizada por la gran fertilidad que forma parte de la región Quindío.
Los accidentes geográficos más notables de las dos cordilleras los constituyen los Farallones de Cali, la serranía de los Paraguas, los páramos de Chinche, Miraflores, Barragán, las Hermosas y Santa Lucia, así como los cerros de Calima, Chancos, Pan de Azúcar, Tres Cruces, Juanambu, Dopa, Canalete y Paramillo. Su dispar relieve permite que en el departamento se encuentra páramos, tierras frías, templadas y calientes.
Aparte de los ríos mencionados, riegan su territorio las corrientes de los ríos Cali, Dovio, Jamundi, Salado, Zabaleta, La Vieja, Amaime, Bulagrande, Desbaratado, Fraile, San Juan, Tulua y Yotoco, entre otros. Desde el punto de vista geológico, el valle aluvial del Cauca pertenece al cuaternario; las dos cordilleras son de origen volcánico y, como tales, están formadas por rocas ígneas, muchas de estas hábilmente talladas por los americanos de la región.
La parte costera está constituida por rocas sedimentarias cuaternarias, y hacia la cordillera occidental se encuentran afloraciones terciarias, con rocas metamórficas. La base del Cauca está formada por el piso Guadalupe, perteneciente al cretáceo y más conocido como el grupo Dagua.
Una importante biodiversidad se desarrollo en las distintas subregiones y pisos térmicos: entre la fauna- alguna ya en vía de extinción- se encuentran tortugas, conejillos de indias, borugos, venados, armadillos, tigrillos, jaguares, varias especies de micos y de ofidios, murciélagos, batracios, y aves canoras y de presa. Muchos de estos animales o sus partes- cabezas, dientes, piel o garras- fueron plasmados con sentido expresionista o muy estilizado en la industria alfarera y orfebres de estos amerindios por estar insertos dentro de su elaborada cosmogónica o por exaltar algún atributo de interés dentro de la sociedad. En el hallazgo del El Bolo fueron notables las miniaturas de armadillos e iguanas de oro macizo y las estilizaciones de cabezas de guacamayas y de un venado, ejecutadas con tal destreza y economía de elementos para esbozar figura y concepto. Como si hubiera sido ejecutados por los mejores diseñadores contemporáneos. Con igual sentido artístico manufacturó diversidad de aves e insectos naturalistas o abstractos.
Entre la vegetación sobresalen variedad de guadas, chusques, el platanillo americano, y frutales, además de palmas, como la real, la tagua y otras de gran importancia alimenticia por sus frutos y apreciadas por sus hojas y madera. Como dato de interés conviene mencionar que en el cementerio de El Bolo se encontraron alfileres de oro con forma de palmeras artísticamente ejecutadas, inusuales dentro de las figuraciones precolombinas. En los paramos, los aterciopelados frailejones e infinidad de helechos completan el hermoso paisaje.
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