Comlejo Funerario.
El complejo funerario agustiniano tiene características especiales. La región cuenta con muchos sitios, como las Mesitas, Quinchana, el potrero de Lavapatas, el Batan, Lavaderos, El Parador, el Alto de los Idolos, el Alto de las Piedras y otros, donde se han encontrado cementerios, generalmente en terraplenes artificiales. Las tumbas son de diferentes tamaños y formas, relacionados con la categoría social y la jerarquía militar, política o religiosa del difunto. Podemos considerar dos grupos principales: las subterráneas y las cubiertas. Las primeras presentan una variación que se inicia con sencillos pozos de planta circular, continua con fosos similares, pero con bóvedas laterales, y termina con fosas de tres tipos: las de planta oval, a veces con cámaras laterales; las de planta rectangular cubiertas de losas, y las de planta rectangular revestidas de losas en el piso, en las paredes y en la cubierta, con un deposito fuera del sepulcro, para las ofrendas.
Las construcciones cubiertas son tumbas formadas por cámaras dolménicas de hasta 3 metros de altura, de planta rectangular y con recintos laterales. Están cubiertas de tierra y forman túmulos en las partes centrales y más altas de los cementerios. Este tipo de tumba es característico de San Agustín; no se encuentra en otros lugares del país, y muchas veces esta formado por varias cámaras, una para el cadáver (en ataúd de madera o en sarcófago de piedra), otras para el ajuar funerario, con el entierro ritual del fuego, y las de la entrada o del fondo para la colocación de estatuas, que también suelen estar fuera, a los lados del conjunto.
Las paredes y el techo de la construcción funeraria se pintaban con colores minerales, en diseños geométricos de franjas o círculos concéntricos en negro, amarillo o rojo, aunque actualmente, por la gran humedad de la zona y la acidez de los suelos, los colores se han perdido y solamente algunos sepulcros conservan restos de ellos.
La posición del cadáver dentro de la tumba varia. Generalmente aparece flexionado, en decúbito lateral derecho o izquierdo, pero en los sepulcros más grandes, y dentro del sarcófago o de ataúd, el muerto se encuentra acostado sobre la espalda, posición que se supone fue la mas usual para personas de alto rango.
La ofrenda funeraria es mas variada cuanto mayor y más compleja es la tumba. Al lado del esqueleto aparecen recipientes de cerámica doméstica y ceremonial de diversas formas y decoraciones, lascas de obsidiana, núcleos y astillas de basalto y artefactos líticos, como cuentas de collar discoidales y tubulares, metales y manos de moler. Los amontonamientos de carbón vegetal indican que el fuego se enterraba también para acompañar al muerto en el mas allá, lo mismo que los adornos de orfebrería, como diademas, colgantes, aretes y narigueras.
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