La producción alfarera de los agustinianos se destaca por su sencillez, si se comparan con las piezas complejas que elaboraron otros pueblos contemporáneos. Mezclaron las arcillas con desengrasantes de arenas cuarcicas o fragmentos triturados de cerámica. También añadieron mica a la pasta para obtener mas consistencia y, además, puntos brillantes en las superficies de algunos recipientes. Dieron forma a los objetos por modelado directo o por el sistema de enrrollamiento en espiral, y a veces utilizaron como molde otra vasija boca abajo.
Las piezas más frecuentes son las vasijas de cuerpo inferior semiesferico y superior troncocónico o campaniforme; también los cuencos y los platos pandos de bordes verticales, que se usaban para tostar granos. Ollas trípodes de soportes altos, macizos y curvos en la parte superior, aparecen con la base ahumada por su largo uso culinario, que también fue el de grandes recipientes de paredes gruesas y superficies ásperas, con decoración dactilar en los bordes.
Por su decoración, debieron de usarse en lo ceremonial copas de pie alto tubular, con recipiente pequeño de borde horizontal o inclinado, que llevan pintura negativa interna y por afuera un diseño de círculos y triángulos en negro sobre fondo rojo.
La pintura es casi siempre monócroma. Se aplica unas veces en el interior, otras en el exterior de las piezas, y a veces según la técnica negativa. La incisión y la excisión de puntos y rayas en la parte superior es típica, lo mismo que el empaste en blanco y rojo. Hay una ausencia casi total de motivos biomorfos, y es escasa la presencia de asas, que, cuando aparecen, son solo ornamentales.
Las piezas más frecuentes son las vasijas de cuerpo inferior semiesferico y superior troncocónico o campaniforme; también los cuencos y los platos pandos de bordes verticales, que se usaban para tostar granos. Ollas trípodes de soportes altos, macizos y curvos en la parte superior, aparecen con la base ahumada por su largo uso culinario, que también fue el de grandes recipientes de paredes gruesas y superficies ásperas, con decoración dactilar en los bordes.
Por su decoración, debieron de usarse en lo ceremonial copas de pie alto tubular, con recipiente pequeño de borde horizontal o inclinado, que llevan pintura negativa interna y por afuera un diseño de círculos y triángulos en negro sobre fondo rojo.
La pintura es casi siempre monócroma. Se aplica unas veces en el interior, otras en el exterior de las piezas, y a veces según la técnica negativa. La incisión y la excisión de puntos y rayas en la parte superior es típica, lo mismo que el empaste en blanco y rojo. Hay una ausencia casi total de motivos biomorfos, y es escasa la presencia de asas, que, cuando aparecen, son solo ornamentales.
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